GIORGIO OREFICE

         Il miglior modo di prevedere il futuro è costruirlo

GIORGIO OREFICE @ ALL RIGHT RESERVED 2021

Pittura, Scultura, Ceramica e Lava, Fotografia,
Arte digitale, Frattali, Centro Studi Frattalismo


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Presentazione pubblica dell'opera  nella chiesa di  Playa Blanca da parte del parroco Heriberto Martin Molina

Una vez màs tenemos que felicitarnos por nuestra tierra, nuestra isla.

A este paraìso llegan personas que despuès de descubrirla se enamoran y deciden quedarse en ella para siempre aportando a nuestra cultura lo que son, saben y acen.

 

Este es el caso de GIORGIO OREFICE, pintor italiano, que ha querido compartir con nosostros su arte y su fe plasmàndolo en este Via crucis que presentamos sobre piedra làvica.

 

Nos encontramos ante una obra singular. Cada uno de los catorce cuadros hablan po sì mismos de lo que representan.  Cuando recorres el via crucis lo primero que resalta es la paciencia y serenidad de Cristo y de los distintos personajes, paz que se van apoderando de nosostros.

 

Desde la luz, porque todo ocurre desde las once de la manana hasta las tres de la tarde; al colr rojo de la de crux, como istrumento del poder que aplasta y mata, terminando por ser simple madera. Hasta la luminosidad de la crucifixiòn, muerte que da vida.

 

Los espacios dentro de cada tabla, haciendo coincidir la grietas y poros de la pietra volcànica con lo quele que en ellas se representa.

 

GIORGIO OREFICE ha querido plasmar su manera personal de ver a Jesùs y su via crucis para que también cada uno de nosostros sintamos la misma experiencia de paz y serenidad que Cristo vivìò por nosostros.

 

Quiere el autor que este sea nuestro hoenaje a las victimas del 11 M.

 

Porque también ha sido el via crucis de nuestro paìs del 2004.

 

Vaya nuestro agradacimiento a GIORGIO OREFICE por esta obra donada a nuestra Iglesia y que sea para nosostros y para la generaciones venidera una lecciòn de paz y serenidad que Cristo nos ofrece para el via crucis de nuestra vida. Gracia Giorgio Orefice.

 

Heriberto M. Molina

 

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Presentazione dell'opera da parte del giornalista e critico d'arte Alex Salebe Rodriguez

 

Seducido por el dibujo que le hiciera el inolvidable César Manrique

por allá en el año setenticinco o setentiséis, Giorgio Orefice llega por

primera vez a la isla de los volcanes a finales de los noventa como

turista. Hoy con toda sinceridad dice que está para siempre en

Lanzarote aunque suene increíble o demagógico, porque “amo su

tipología de tierra”, a pesar de su recorrido por varios países y de

haber vivido en ciudades tan míticas para el mundo artístico como

Nueva York. El artista italiano confiesa incluso que cuando Manrique

le habló de la Isla en Milán pensó que no era posible la existencia de

una tierra así, al enamorarse de Lanzarote Giorgio se liberó de Italia y

Europa, encontrando su espacio más íntimo para desarrollar con toda

tranquilidad su producción plástica. Entonces no es casualidad que

Giorgio esté en Lanzarote pero quizás sí lo es que esté en Playa Blanca,

cuando aterrizó en la Isla llamó a un amigo por la mañana y le dijo que

le consiguiera una casa para vivir, ese mismo día por la tarde ya estaba

ubicado en el sur y esta anécdota que parece intrascendente ha

permitido que el artista después de poco tiempo haya dejado una

pequeña parte de su vida aquí: La obra del VIA CRUCIS  para la Iglesia

de Nuestra Señora del Carmen.

Un día Giorgio Orefice entró a la Iglesia de Playa Blanca y le llamó la atención que en un templo sustancialmente sencillo hubiera un Cristo enorme y escenográfico, de inmediato se imaginó la Iglesia con las estaciones del VIA CRUCIS y no dudó en contactar con el párroco Heriberto Martín, “un cura excepcional que sin problemas aceptó que yo pintara el VIA CRUCIS”. Estando en Lanzarote el último recurso era plasmarlo sobre lienzo así que la concepción artística estaba definida para realizar la obra con un elemento de la Isla, la piedra lávica, siendo la textura de la misma parte integral de la creación. Las catorce piedras que empezó a trabajar Giorgio Orefice a finales de febrero, hoy nos cuentan la historia de la muerte de Cristo.

De ese conjunto de catorce piedras que conforman el VIA CRUCIS para el artista tienen especial significación tres estaciones porque además se diferencian técnicamente de las nueve restantes. Una de ellas es la primera, con poca luz Giorgio Orefice refleja como se inicia la pequeña historia en la que alguien decide procesar a otra persona y simplemente ordena matarla. Otra es la cuarta fase y corresponde al encuentro de Cristo con la madre, aquí se plantea la cercanía de dos mundos, el divino y el terreno pero también su separación, tanto que el artista para esta estación eligió cuidadosamente una piedra que posee una incisión natural que connota esa distancia que quiere expresar. Y la tercera tabla que alude Giorgio Orefice es la fase número doce, la crucifixión que para él no representa la muerte porque en el mismo momento que Cristo muere se convierte en el salvador del mundo. Esta piedra rompe con la atmósfera oscura que presentan las otras, en ella podemos ver un disco de oro que ilumina el cuerpo de Cristo.

La obra de Giorgio Orefince queda en la Iglesia de Playa Blanca para el disfrute de residentes y turistas pero él también la vive con intensidad: “Finalmente yo estoy en paz con mi sentir”

 

Alex Salebe Rodriguez

 

 

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